En todo el mundo, el estrés es una preocupación agobiante para la gente. No todo el mundo es consciente de ello. Es una afección médica que no debe tomarse a la ligera en absoluto. Aunque las consecuencias del estrés no sean necesariamente mortales, sigue siendo una afección incapacitante. Sí, es un trastorno psicológico reconocido oficialmente. Recientemente, la pandemia de coronavirus sacudió a las naciones. Trajo a su paso enormes pérdidas materiales y, sobre todo, humanas. En Europa, el paradigma de los países más estresados ha dado un vuelco. Un estudio reciente analiza el tema.
Información clave sobre el estudio
Una empresa del mercado del CBD ha realizado recientemente un interesante estudio sobre los países más estresantes de Europa. Hubo que desarrollar criterios específicos y un método científico para llegar a resultados objetivos libres de juicios personales. El primer paso consistió en definir criterios para medir el estrés y la depresión. Los expertos que participaron en este estudio destacaron estas variables específicas: nivel de melancolía, grado de satisfacción, grado de ansiedad y, por último, horas de trabajo semanales reales. Estas pocas variables, tanto cualitativas como cuantitativas, ofrecen ya una visión de conjunto de la tendencia en cada país.
Para el formato estadístico, los expertos añadieron los índices apropiados para obtener una puntuación media sobre cien. Para sorpresa de todos, los resultados iniciales del estudio revelan algunos datos intrigantes. Irlanda, un país relativamente pacífico y socialmente estable, figura entre los diez países más estresantes de Europa. Calculando y asignando índices a cada uno de los criterios establecidos, Irlanda obtiene una sorprendente puntuación de cincuenta sobre cien.
El caso de Irlanda
Hace unas décadas, Irlanda se situaba muy por debajo de la media de horas de trabajo de toda Europa. Sin embargo, últimamente la población irlandesa sufre cada vez más estrés crónico y ansiedad constante. Varios estudios, entre ellos algunos realizados por Eurostat, muestran que el nivel de estrés en Irlanda afectaba a más del 10% de la población. Hasta la fecha, estas asombrosas cifras no han dejado de aumentar.
A principios de 2017, el Gobierno irlandés ya había puesto de relieve este alarmante problema relacionado con el estrés. Según estas autoridades, era necesaria una campaña para sensibilizar a la opinión pública sobre la grave amenaza del estrés en el trabajo. Otros organismos, esta vez a nivel europeo, también han realizado encuestas. Descubrieron que el 30% de los empleados de las empresas sufrían infelicidad en el trabajo. Con resultados como estos, Irlanda se sitúa en el podio de los 15 países europeos encuestados.
El Gobierno irlandés ha tomado una serie de iniciativas para aliviar la situación. En concreto, ha puesto en marcha un sitio web enteramente dedicado a apoyar a estos trabajadores atormentados en el mundo laboral. Se ha creado toda una compleja estructura en torno a los trabajadores para ayudarles a prosperar en el trabajo y librarse de su malestar. Este ambicioso programa, lleno de buenas intenciones, podría haber tenido un resultado positivo. Desgraciadamente, fue en ese mismo momento cuando un duro golpe desbarató toda esta buena organización. Covid 19 no hizo nada por mejorar las cosas. Al contrario, fomentó el aislamiento, el distanciamiento, el comportamiento marginal y un empeoramiento del ya incontrolable nivel de estrés.
Grecia
No es de extrañar que, por desgracia, Grecia siga encabezando la lista, con más del 60% de la población sufriendo estrés crónico. En cuanto a las cifras asociadas a la tasa media de depresión entre las muestras estudiadas, más del 8% de los encuestados la declaran. Grecia siempre ha mostrado cierta debilidad en la gestión social de su población. De hecho, la desastrosa situación económica del país tampoco ayuda. A primera vista, Grecia puede parecer un destino turístico de ensueño, con sus ciudades milenarias, sus vastos puertos y sus paisajes de postal, pero este velo tiene una cara muy distinta.
Un poco más lejos de las fiestas, el bullicio y los circuitos turísticos, se encuentra la miseria a cielo abierto. Las calles están mal mantenidas, el saneamiento deja mucho que desear y se pueden leer los gritos de desesperación en los rostros de los habitantes. A pesar de la promesa gubernamental de desarrollo económico, la población sigue sumida en la miseria y la pobreza. En una situación tan desastrosa, no es de extrañar que los niveles de estrés mundial estén alcanzando su punto álgido.
Dinamarca
Tampoco en este caso las cifras son una gran sorpresa. Dinamarca siempre ha sido una nación estable, un verdadero ejemplo a seguir para otros países. Alcanza fácilmente una puntuación de veinte sobre cien en el nivel medio de estrés de la población danesa. Sin embargo, en las respuestas, las interpretaciones son contradictorias. Aunque sólo el 5% de los encuestados estaban sujetos a sentimientos temporales de estrés, más del 15% afirmaron sentirse apáticos la mayor parte del tiempo. Son datos bastante contradictorios. No experimentar verdadera felicidad y no sentirse mal es casi típico de esta nación nórdica. La ideología danesa es bastante sorprendente. Recientemente, psicólogos daneses han recomendado a los pacientes que sufren estos pensamientos malsanos que simplemente "no hagan nada".
Esta teoría recomienda que la gente se tome tiempo para sí misma: salir a pasear, mirar las estrellas, sentarse en un banco y no pensar en nada. Según ellos, esto permite aclarar las ideas, evitar pensar demasiado, aliviar tensiones y gestionar mejor las emociones. Por supuesto, estas cifras, obtenidas a partir de estudios realizados sobre la base de criterios específicos, no reflejan necesariamente la realidad. De hecho, esta reputación de buen estudiante tampoco está fuera de toda duda. Recientemente, investigadores en sociología de Copenhague han realizado sus propias encuestas para dar más consistencia y verdad tangible (respaldada por hechos y fenómenos sociales) a estos estudios un tanto aguados. Según ellos, detrás de esta fachada se esconde una verdad menos halagüeña.
Entender cómo funciona el estrés para combatirlo con más eficacia
Tras las diversas oleadas de pandemias asociadas al coronavirus, no es de extrañar ver las repercusiones en la salud mental de las personas. El estrés afecta a las personas en varios niveles. Algunas personas se ven más afectadas que otras. Por tanto, las manifestaciones y los síntomas difieren de un individuo a otro. Varios organismos gubernamentales coinciden en que existen indicadores cruciales para identificar la intensidad del estrés. Entre ellos figuran el insomnio, el tabaquismo, el aislamiento, el abuso del alcohol y el comportamiento violento.
Esta larga crisis sanitaria, que duró más de dos años, puso patas arriba la estabilidad psicológica de la población. Covid nos obligó a reducir el contacto y la interacción. La gente hacía menos deporte y se quedaba en casa. Este ambiente estresante se vio exacerbado por el aumento del desempleo, la ansiedad de otro confinamiento en el horizonte, las diversas medidas restrictivas y, sobre todo, el miedo provocado por la naturaleza impredecible del coronavirus.
Con el tiempo, los expertos han aprendido a identificar mejor los signos del estrés. En general, las migrañas recurrentes y la dificultad para conciliar el sueño son los signos reveladores. El cuerpo se debilita y la sensación de ansiedad se vuelve más abrumadora. Las personas que sufren estrés se sienten impotentes, inseguras y paranoicas.
Por ejemplo, puedes probar ansiolíticos o tratamientos antiestrés genéricos bajo tu propia responsabilidad. No todos los fármacos son iguales, y en la mayoría de los casos vienen acompañados de efectos secundarios imprevisibles. Añaden a tu miseria otros inconvenientes que pueden empeorar tu estado de estrés. Afortunadamente, existen soluciones holísticas y naturales para calmar estos pensamientos destructivos. Prueba el CBD y descubre sus beneficios para tu salud mental y bienestar general.
Conclusión
Esta clasificación de los países más estresantes de Europa revela varias verdades. En primer lugar, el estrés es imprevisible y puede afectar tanto a países que parecen económicamente estables como a los menos florecientes. Es una observación sorprendente, y útil para tomar distancia de nuestra propia condición. De hecho, el estrés puede ser desencadenado sin saberlo por fuerzas ineludibles como el coronavirus, o por factores ambientales como el lugar de trabajo. Para combatir esta plaga, hay que buscar las soluciones más fiables y menos restrictivas. Con la hegemonía del CBD en el mercado, quizá sea el momento de experimentar qué es lo que hace que esta molécula tenga tanto éxito. Millones de consumidores ya han dado el paso. Las opiniones y los estudios demuestran los efectos de este elixir en dolencias cotidianas como el estrés. No espere más y pruébelo usted mismo.